Cultivo de guerrilla

Por Cris Roots

De los tiempos en los cuales era muy peligroso plantar en casa nace esta forma de cultivo que se realiza en entornos alejados de los humanos donde la planta crece prácticamente sin asistencia de su cultivador. Es más popular en las zonas donde la legislación avanza lentamente y los peligros legales de cultivar son más altos. El cultivo de guerrilla sigue más vigente que nunca y en este blog te contaremos sus características y cómo mejorar los resultados. 

 

Cultivos naturales

El cultivo de guerrilla implica plantar una semilla o esqueje en medio de una zona donde no haya presencia humana, ya sea un monte, una selva o un terreno descampado. La planta crecerá directamente en la tierra por lo cual deberá obtener todo lo que necesita por sí misma, sin la asistencia de su cultivador. La dificultad para la planta serán las plagas, la sequía y el sol intenso, todos factores que las demás plantas están acostumbradas a tolerar pero que a una planta de cannabis puede resultar complejo. Pero debemos recordar que nuestra planta de cannabis proviene de zonas donde las condiciones climáticas son de lo más adversas y dentro de sus genes tiene toda esa historia condensada. Tiene mecanismos para superar las mismas condiciones que cualquier otra planta, lo que necesita es una correcta aclimatación. Es decir, no resultaría conveniente sacar un esqueje de nuestro indoor y depositarlo directamente en el suelo del monte ya que lo más seguro es que no tolere el cambio y le vaya mal.

 

Contextos legales

El cultivo de guerrilla en Argentina puede parecernos algo antiguo ya que lentamente se avanza sobre un proceso de regulación del autocultivo para usos medicinales. El sistema del Reprocann aún no abarca a todas las personas que cultivan y eso provoca que la inmensa mayoría de los cultivadores tengan sus cultivos sin protección legal. Si bien para la mayoría eso no es un problema, incluso dentro del mismo país, hay zonas en las que es más peligroso cultivar que otras por cuestiones relacionadas a las fuerzas de seguridad. En esos casos el cultivo de guerrilla es una opción para cultivar sin correr peligro de tener las plantas dentro del domicilio. 

En este punto es muy importante marcar la diferencia entre un cultivo de guerrilla y una plantación clandestina. El cultivo de guerrilla lo realizan cultivadores individuales con plantas destinadas a su consumo personal. Es decir el cultivador encuentra un lugar propicio y pone allí sus plantas para cosecharlas al final de la temporada y tener su abastecimiento de cannabis para el año. En cambio una plantación clandestina en general está asociada a cultivos a escala destinados principalmente a abastecer a un mercado ilegal, estando asociado a asociaciones ilícitas y narcotráfico. El autocultivo combate al narcotráfico, son las dos caras opuestas de una moneda. 

 

Cultivo sin asistencia humana

La principal dificultad del cultivo de guerrilla es que al estar en una zona inaccesible, el cultivador no puede estar yendo a vigilar constantemente su cultivo, quizás vaya dos o tres veces durante todo el ciclo. La mejor ubicación para comenzar un cultivo de guerrilla es una zona en la que haya sombra algún momento del día y el suelo se vea dentro de todo húmedo y oscuro (indicativo de que cuenta con materia orgánica). No es conveniente que a una planta chica de cannabis le pegue el sol directo todo el día. El objetivo es que la planta esté cómoda y plena para que se pueda defender sola de las plagas y factores climáticos adversos. Para esto es indispensable que cuente con agua a nivel de las raíces siempre y eso se consigue escogiendo un lugar óptimo al momento de plantarla en el suelo.

La asistencia del cultivador es útil principalmente en las primeras semanas desde que se deja la planta en su entorno. Es una buena idea llevar consigo unos bidones de agua para darle en sus primeras semanas y también aplicar preventivos siempre que se vaya a verla. Otra de las actividades fundamentales es cortar el pasto en torno a la planta para evitar que los insectos se suban a ellas a partir de la vegetación. También es muy importante realizar una poda apical aproximadamente al mes de crecimiento para lograr una estructura productiva en la planta y limitar la altura para mantener la discreción.

 

Cultivo de temporada

El cultivo de guerrilla como cualquier cultivo de exterior está asociado a la estacionalidad del crecimiento de la planta. En el hemisferio sur conviene plantar cuando comienza a hacer calor aproximadamente en septiembre para que la planta crezca durante los meses de verano y sobre el otoño florezca para ser cosechada aproximadamente en abril. Esto es exactamente a la inversa en el hemisferio norte. En los meses de invierno es muy difícil para una planta de cannabis crecer y desarrollarse así que no es recomendable realizar cultivos de exterior sin asistencia humana en esos casos. A menos que nunca llegue a hacer frio como en zonas ecuatoriales donde se puede cultivar prácticamente todo el año. 

Para el cultivo de guerrilla recomendamos plantas hembras o semillas feminizadas. No conviene plantar ni automáticas ni semillas regulares. Las automáticas porque van a crecer chicas y no dan tanto rendimiento y las regulares porque no es conveniente arriesgarse a que una planta sea macho y polinice a las hembras ya que al haber poca asistencia del cultivador siempre se encontrará el problema demasiado tarde. 

 

Conclusión

El cultivo de guerrilla recordemos que es ilegal incluso en contextos legales regulados como en Argentina. Por lo tanto, desde Growtech no te recomendamos realizarlo a menos que tengas el REPROCANN vigente y el terreno donde lo hagas sea de tu propiedad.

Si vas a realizarlo, es conveniente llevar directamente los plantines ya crecidos y listos para trasplantar. Evitar plantar las semillas directamente. Regar sobre todo las primeras semanas e ir a controlar más seguido durante los primeros meses de crecimiento antes de la floración.

El cultivo de guerrilla es una de las formas más antiguas en las cuales se planta cannabis y por ello debe ser recordada como una forma de lucha y resistencia a políticas retrógradas y prohibicionistas. Es algo que como cultivadores nunca debemos olvidar.