AGUA DE RIEGO PARA CANNABIS SATIVA

Por Cris Roots

Podría asegurarse que el factor más importante para el cultivo es el agua utilizada para hidratar a la planta. Si lo que buscas es mejorar el nivel de tus cultivos, es fundamental prestar atención a la calidad del agua con la que se riega. En este blog vamos a repasar los factores que determinan la calidad del agua para riego y cómo mejorarla con diferentes presupuestos y equipamiento.

Cloro

El primer mandamiento para cultivar es nunca regar con agua con cloro. Al igual que con nosotros los humanos, el cloro deteriora la salud de la planta y de los microorganismos del suelo que colaboran en la nutrición de la planta. ¿Como eliminar el cloro del agua? Por suerte el cloro es un elemento fácil de eliminar: basta con dejar 24 hs el agua en un recipiente con la boca ancha (como un balde) y el cloro se evapora dejando el agua sin cloro. Pero este método tiene el problema de que cuando necesitamos regar no podemos esperar un día para poder hacerlo. Para esto la única solución es conseguir un filtro de carbón activado que se instala en la conexión de agua corriente. Pueden ser para conectar mediante mangueras o adaptables a los caños del domicilio. El secreto para eliminar completamente el cloro usando filtros es dejar pasar el agua con la menor presión posible por el mismo y realizar el cambio cuando haya cumplido su vida útil medida en litros (que suele ser de entre 3000 y 10000 litros)

Impurezas

El agua de la red corriente trae, además de cloro, un montón de microelementos en forma de sales de calcio, sodio o magnesio, silicatos, cloruros o compuestos ferrosos. Estos compuestos inorgánicos no se encuentran en las cantidades que los necesita la planta como nutrientes y eso va acumulándose en el medio de cultivo pudiendo generar excesos y desbalances nutricionales. El filtro de carbón activado no elimina estas partículas Lo recomendable para eliminarlas del agua es un filtro de partículas (de polipropileno o sal polifosfato) que posea entre 1 y 100 µm de espesor de poro. En orden se coloca antes del filtro del carbón activado y lo conveniente es reemplazar el filtro cada tres o cuatro meses dependiendo el uso que se le dé. 

PH y EC

Una vez que tenemos el agua filtrada, hay dos variables más que determinarán gran parte de los resultados que obtengamos en el cultivo. El pH es el potencial hidrógeno, la escala que se utiliza para medir la acidez o alcalinidad de un líquido. En el caso del agua sabemos que las plantas asimilan los nutrientes eficientemente entre 5.5 y 7.5 de pH. En valores alejados de este rango, la planta va a tener dificultad para disponer de ciertos nutrientes, generando desbalances y bloqueos. Es importante conocer el pH del agua que sale de nuestra red. El instrumento para medirlo se llama pH metro y es relativamente económico de conseguir. Dependiendo la forma de cultivo que se realice es muy importante ser preciso en el pH del agua para aplicar determinados fertilizantes y obtener su disponibilidad completa. Pero en líneas generales si el agua de nuestra red sale entre 5.5 y 7.5 no vamos a tener que modificar el pH. Si no fuera el caso, existen productos ácidos que bajan el pH o alcalinos que lo suben y se aplican en gotas sobre el agua a usar.  

 La electro-conductividad (expresada en EC, TDS o PPM) es la medida que nos indica cuántas partículas en forma de sales se encuentran en el agua. La finalidad de conocer esta medida es poder conseguir un agua baja en sales (y por lo tanto agua con baja conductividad) para poder aplicar fertilizantes sobre el agua y no se produzcan excesos de elementos no deseados. Para conseguir agua particularmente bajas en EC se utilizan filtros de ósmosis inversa que son aparatosos y costosos, funcionan a la perfección para cultivos profesionales pero no suelen estar pensados para usos hogareños. Para cultivos en sustratos orgánicos no es necesario contar con filtros de ósmosis inversa pero para sistemas hidropónicos es fundamental.

Temperatura

Es una variable determinante sobre todo en climas fríos. Regar con agua demasiado fría o demasiado caliente afecta enormemente el desarrollo y bienestar de una planta de cannabis. El agua idealmente tiene que estar en torno a los 22 grados durante todo el año. Permaneciendo cerca de ese rango no deberíamos tener problemas pero siempre tenemos que medir la temperatura al menos con el dedo sintiendo el agua templada, ni fría ni caliente. El instrumento ideal es un termómetro de varilla que se usa para medir la temperatura de los acuarios y suele ser económico. 

Agua de lluvia o aire acondicionado

El agua de lluvia es una fuente clave para obtener agua de calidad, pero sólo si es recolectada correctamente. No se debe usar el agua que cae sobre el techo de chapa y se desliza hasta donde se recolecta, tiene que ser agua directamente caída de lluvia y para ello se pueden usar baldes o palanganas. Además de esto, el agua que se recolecta de la lluvia debe ser utilizada prácticamente de forma inmediata, no debe almacenarse ya que no tiene cloro que evite la formación de organismos anaeróbicos que pueden pudrir el agua.

El agua de aires acondicionados surge de la condensación del aire caliente del ambiente exterior frente al contacto con el frío de la serpentina. Este intercambio de calor también genera agua que recorre la bandeja metálica de la unidad exterior del AC para salir por la manguera. Ese agua no tiene cloro y suele tener un pH entre 5 y 7 que no está nada mal. El problema es que tiene una carga de sales disueltas muy baja (cercana a la de un filtro de osmosis) lo cual no es lo ideal para suelos orgánicos. Aunque si se planea agregar fertilizantes minerales luego, el agua de aire acondicionado es una buena fuente de agua aunque no suele ser suficiente para abastecer cultivos que requieran gran cantidad de agua. Otra desventaja de este tipo de agua es la presencia de polvo, partículas suspendidas y contaminantes atmosféricos como el óxido de nitrógeno o de azufre que pueden disolverse en el agua de condensación y llegar a la planta que luego será consumida por nosotros. 

En conclusión, es importante prestar atención a todas estas variables para ir consiguiendo un agua de riego ideal. Como dijimos al comienzo, el agua es el factor más importante para un cultivo ya que gracias a ella se pueden mover los nutrientes del suelo hasta y a través de la planta para finalmente volver al ambiente en forma de vapor de agua. Por este motivo conviene invertir en herramientas que nos permitan conocer de forma precisa la calidad del agua con la que regamos nuestras plantas. Nuestra recomendación es utilizar al menos un filtro de partículas y uno de carbón activado, con eso ya se alcanza una mejora muy significativa en calidad y posteriormente se puede ir adquiriendo lo restante a medida que se pueda. Pero si no se dispone de nada, con dejar evaporar el cloro es suficiente para cultivar sin problemas.